No entiendo como se puede hacer cola para entrar en la sala de despiece. Si además de llevar un rato esperando en la puerta, te toca entrando justo a la izquierda y hace frío, vas a acabar un poco harto. Si añades que estás en una mini barra, sinceramente comer empieza a ponerse ya un tanto incómodo. Se salva que no hay nadie de pie porque tienen un aforo de 35 personas y no dejan esperar a nadie de pie dentro.
Y ahora tema comida. Lo único que destacó para mi gusto fueron las mollejas. Lo demás, nada de nada.
Que cobren 10 euros por el «chuletón cenital» es excesivo. Me explico, tres unidades de star tak ridículas. Estaban, bien sin más.
El tomate raf (7.50), nada de especial. Al igual que el pulpo a la plancha (13 euros), el bimi sweet chili (7.50 euros). El flan al chocolate, bueno.

Precio medio: unos 35 euros. Servicio: atento. Lugar: original pero soso. En resumen, ni fú ni fá y desde luego no para hacer cola.

Chuleton cenital

bimi sweet chili

Tomate Raf

Pulpo

Mollejas